26/12/12

Hay veces que mil palabras no son capaces de expresar bien un solo sentimiento. Depende, por supuesto, de la pericia del que las junta, por eso me gusta tanto Mario Benedetti. Porque al leerle, a veces, es como si estuviera destapando esa Caja de Pandora que contiene las frases que explican algunas de las cosas que pienso y siento sin saber expresar. Aquí va una de ellas.

Ah, Felices Fiestas a todos. Gracias por las palabras de cariño que llegan justito cuando se necesitan. GRACIAS!!!!

Sister, como siempre, me sobran las palabras para expresar mi gratitud por tu entrega, por tu apoyo, por tu fuerza, confianza, escucha y compañía. Me siento tremendamente afortunada de tenerte a mi lado. GRACIAS!!!!


15/12/12

Desde Madrid

Regresé a Madrid hace cinco días tras una semana intensa en Panamá llena de despedidas y cierres. Todo el mundo me pregunta si es que no tengo la intención de regresar, si traje todo mi equipaje de vuelta conmigo. La respuesta me sale fácil y rotunda. En estos momentos solo existe el presente y los acontecimientos y el día a día irán definiendo los siguientes pasos. No quiero ni tengo cabeza para pensar en otra cosa.

Me empeñé en vivir una "vida posible" y lo conseguí. Ahora, con más certeza que nunca, sé y siento que es posible alcanzar los sueños, incluso aquellos que anidan desde la juventud. Uno a uno, con mayor o menor intensidad, he ido colmando anhelos y consiguiendo victorias ganadas a los miedos. He disfrutado y sufrido el sabor agridulce de la libertad y de la soledad. Esa soledad que, a veces, inexorablemente acompaña a todos aquellos que emprenden viajes para atravesar todo tipo de fronteras, no solo las geográficas.

Estaré en Madrid siempre y cuando mi instinto y mi corazón así lo dicten. No es un acto de altruismo, sino de egoísmo. Quiero y necesito estar con los míos. Porque yo soy ellos y ellos viven en mí. Necesito parar y, como bien refleja la frase del Dalai Lama de la entrada (post) anterior, vivir el presente.

Vendrán más viajes y aventuras, pero no por ahora. El protagonista de la película Into the Wild (muy recomendable) descubrió, quizás demasiado tarde, que "La felicidad solo es real cuando es compartida". Yo prefiero pensar que la vida solo es real cuando es compartida. Y por eso, con sus altos y bajos, en este presente, yo quiero compartirla con mi familia.

!Buenas noches Madrid!

 

Sabiduría para el presente


22/11/12

Para mi gente buena....

      Gracias a mi gente buena. A todos los que con sus verdades, paciencias y cariños me convierten en mejor persona.
      Gracias a los que me alientan desde las distancias, allende los océanos. A los que me extendieron una mano cuando apenas era una loca recién llegada y ahora son amigos del alma.
      Gracias a esos desconocidos maravillosos que se cruzan milagrosamente en mi vida y comparten pensamientos reveladores. Ataraxia.
      Gracias a esas personas por cuyas vida atravieso y confían y cuidan de mi al mismo tiempo.
      Gracias a los que nunca me apoyaron o creyeron en mí, me empeñé fuerte en llevarles la contraria y así conseguí, uno tras uno, atrapar mis sueños.
      Gracias a los que me rechazan y me extienden manos y palabras hipócritas, ellos me recuerdan que un acto vale más que mil palabras, me regalan realidad y me muestran lo que no quiero ser.
      Gracias a los amigos con los que compartimos risas, miedos, confidencias, sueños, frustraciones y expectativas, noches sin dormir y el deseo de una vida posible, soy muy afortunada de que esteis en mi vida.
      Gracias a todos los que no incluí anteriormente, de ellos también aprendí o aprenderé.
      Y por supuesto, GRACIAS a mi familia. Yo soy porque ellos son. Ya solo quedan 30 días y 4 fines de semana para que nos veamos bajo el frío de diciembre de Madrid.

No es tradición que en España celebremos el Día de Acción de Gracias pero, dejando atrás las connotaciones comerciales, es bueno dar las gracias y sentirse agradecido.

GRACIAS A TODOS!!!!

Y que conste.... hoy comí pavo delicioso, y mañana también. Gracias a las compañeras que me amparan en Panamá y hacen de esta ciudad del eco un sitio humano y cálido. Gracias Ana M. y Gladys.







15/11/12

La Canción del Pirata

 Hay una imagen vívida y sonora que de vez en cuando revive en mi memoria. Es como si pudiera escuchar con toda claridad la voz de mi padre recitando muy solemnemente  la Canción del Pirata de José de Espronceda. "Con diez cañones por banda, viento en popa, a toda vela, no corta el mar, sino vuela un velero bergantín. Bajel pirata que llaman, por su bravura, el Temido, en todo mar conocido
del uno al otro confín".

Me doy cuenta ahora, pasados ya muchos años, de que nunca le dejé terminar su recital. Igualmente soy consciente de que nosotros los hijos, quizás, no le hemos dedicado ni una milésima parte de la paciencia, escucha y lucha que el nos regaló. "Es tarea de un buen padre" podréis pensar, pero tener un progenitor no siempre implica tener un buen padre. Yo lo tuve. Yo lo tengo.

Nuestra historia, como todas las historias de amor, no siempre fue fácil. Y es que ni los padres ni los hijos venimos a este mundo con una guía práctica debajo del brazo que nos diga como debemos sentir y entender la perspectiva del otro. Mi padre fue estricto, severo, recto, entregado. Un hombre de honor cuyos silencios y obras me enseñaron muchas lecciones que se han quedado grabadas en mi esencia. No digas, actúa.

Miro atrás y desde la perspectiva, y a veces desde la lucidez que regala el tiempo, admito que mi padre es un héroe. No siempre lo admití, pero siempre lo supe. Si yo tuviera que replicar sus batallas, sus esfuerzos, su superación, su bondad y sus renuncias para conseguir que sus hijos tuviéramos lo mejor, creo que no sería capaz de hacerlo. A veces, debo admitirlo, me pareció un poco restrictivo en su permisiones, pero no dejo de maravillarme porque su apoyo y afecto me ha convertido en una mujer libre. Una mujer libre, muy libre, que siempre siente el aliento y el amor de su padre respaldándola en todas sus locas empresas, por mucho que me alejen de él y me acerquen a los confines del mundo. Sí, mi padre me enseñó a volar. Él, sin quizás saberlo, me enseñó que todo es posible y que nunca es demasiado tarde para luchar por nuestros deseos y sueños, por mucho que la vida se ponga dura.

Te quiero mucho papi. Por fin te doy la foto...
Admito que tener una hija como yo no debe haber sido fácil. Siempre con la cabeza loca, buscando atravesar fronteras, no siempre siguiendo el camino más lógico y coherente. No tuvo que ser fácil pero mi padre hizo un buen trabajo. No, no es falta de modestia, sino una certeza. No es que mi padre hiciera un buen trabajo porque yo sea de una u otra forma sino porque, pasados ya los 43 años de recorrido, SIENTO que nunca nada me faltó y que él SIEMPRE estuvo allí. Por eso un buen día me sobrepuse a mi coraza y le dije lo que ahora intento explicar con tantas palabras. Te Quiero Papá, le dije. Y desde entonces no he dejado de repetírselo.

Este hombre bueno mañana cumple un añito más y el océano, siempre el océano, me aleja de un momento muy especial para todos nosotros, para mi familia. Me encantaría ponerle la vela alcachofa en la tarta y ver como la sopla, intentando adivinar a través de sus ojillos azules, bondadosos y brillantes cual es el deseo que pide.

Para su cumpleaños, mi deseo para él es que siga deseando y que esos anhelos se vean correspondidos. Papá, ¡Feliz Cumpleaños!. Te quiero mucho y te extraño. Vete repasando la Canción del Pirata porque te aseguro que estas Navidades voy a escucharla con atención.

Un beso enorme. Te Quiero

















Eso es lo que tienen las tecnologías, en cuestión de minutos lo cuentan todo.... ¡Feliz Alcachofa!, digo... CUMPLEAÑOS!!!!
Beso a todos




12/11/12

Mirando al Atlántico

Atlántico, Corregidor cacique, Panamá
No hace ni una semana que regresé de Miami y ya me embarco en otro viaje: este inesperado. Un mail de una ex compañera de trabajo de Panamá me invita al Atlántico. No tengo muchos más datos pero me apunto sin pensarlo. Dejar atrás esta ciudad... El viernes despido a una gran mujer, mi amiga nigeriana Ier que regresa a Ginebra a retormar su rutina. Han sido pocas semanas las que he compartido con ella pero sus ganas de vivir, su perspectiva sobre los acontecimientos y el presente, calaron inmediatamente en mí. Y es que la gente feliz me genera felicidad de forma casi instantánea, aunque a veces mi optimismo no alcance al suyo ni a los tobillos.

Deseos, anhelos, para el Cristo Negro de Portobello
Ana María, otra nueva amiga de Panamá, me hace partícipe de una excursión que planea con una buena amiga suya a una casita situada en el Atlántico. Nos embarcamos las tres en el coche, me hacen una paradita en Portobello, un enclave colonial de los tiempos de Colón. Este año ha sido el año de Colón, pareciera que me he pasado meses pisándole los talones. Dos horas después de camino, incluidas pistas llenas de lodo por la lluvia y una pendiente imposible, nos topamos, casi literalmente, con el mar. Dos edificaciones lo observan desde la colina. Ambas casitas, la principal y la de invitados, hacen justo juicio a su dueña; una ecuatoriana con nombre de revista de modas francesa que dirige una empresa de modelos en Panamá, ha creado un pequeño paraíso, con inlfuencia asiática y meditarránea, en un remoto paraje ganado a la selva panameña.
Casita de invitados

Relax
Las casitas, levantadas con piedras, madera y botellas de vidrio que el mar deposita en su orilla, están integradas perfectamente en el entorno. Junto a la piscina que mira al mar hay un palo de agua, un árbol muy típico en el Caribe, en el que descansa un oso perezoso. Ni el parloteo nervioso de las cotorras consiguieron que aquel animalito peludo se moviera en su cómodo lecho entre las ramas. Pero no todo son bondades en el paraíso. Allí tuve la oportunidad de conocer a algunos locales para los que este idílico lugar se convirtió en una pesadilla.
Habitación de invitados. Todita para mi...

La historia es triste con un final posiblemente feliz. Su protagonista es José, un panameño de origen tremendamente humilde con una increíble capacidad para trabajar y prosperar, condición que no gusta a todos. Y es que el hombre, a veces, es un lobo para el hombre. Quizás cuente su historia oro día, pero para resumir diremos que a José las envidias le han expulsado de su vida posible, de su paraíso común donde era feliz, muy feliz, junto a su mujer y su hija, con tan solo 500 dólares, alrededor de 400 euros, al mes.

La piscina que mira al Atlántico
Harmonia con h
Ya de regreso a la ciudad de Panamá, con la historia de José en la cabeza y con las pupilas repletas de imágenes impresionantemente bellas, no dejo de pensar en lo harmoniosa (lo sé, lo sé... pero me gusta como queda con la h) y justa que es la naturaleza en todas sus manifestaciones, aunque no siempre nos favorezca. Somos necios los hombres, pienso, negándonos y alejándonos de nuestros orígenes e instintos para precipitarnos al consumismo y la competitividad sin sentido. En fin, esa es otra historia, una historia de la que intento huir a mi manera aunque no siempre soy lo suficientemente rápida o fuerte.

La lluvia incesante martillea los cristales de mi habitación. Disfruto de un té con leche calentito mientras intento componer mi cabeza para iniciar una nueva semana. Solo se me ocurren pensamientos de agradecimiento. Realmente hay desconocidos que pasan una sola vez por tu vida que tienen más impacto que aquellos que la habitan constantemente y la llenan de promesas que solo son palabras. Como cada día pienso en los que me quieren de verdad, y me siento privilegiada. Los afectos sinceros son cada vez menos frecuentes, por eso los aprecio tanto.

Gracias
Gracias a todos los que me acompañais en estas aventuras. Parece ser que estas dichosas maquinintas también tienen la capacidad de unirnos. Y como siempre, mi amor para mi familia, especialmente para esas mujeres que luchan y no saben de límites en la entrega a los demás. Gracias a mi hermana por cuidar de nuestra madre y por hacer realidad esta vida posible. Gracias a mi madre por ser tan única y fuerte, porque ella siempre me inspira. Gracias también a los hombres, que sé que también me leéis. Te quiero papá, sigo buscando moneditas...





3/11/12

South Beach, baby!!!

Mientras Panamá celebra su independencia de Colombia, decido aprovechar el fin de semana largo para cruzar una frontera más y regresar a otro de mis lugares comunes: Miami.

Con el recuerdo de mi hermana, con la que tantas aventuras y risas he compartido en esta parte del mundo, estoy en South Beach. No sé describirlo muy bien pero es poner un pie en el aeropuerto y sentirme feliz. No conozco un sitio, y ya he ido a varios, donde la luz y el color del cielo sean tan característicos y bonitos. Tres horas de vuelo y el gris y nublado Panamá quedó atras para encontrarme de nuevo con el brillo y la alegría de Miami.

Alguilé un coche por un día y me aseguré de, al atardecer, cruzar todos los puentes posibles y disfrutar del skyline de la ciudad que se refleja en el mar. Es une spectáculo increíble y, de nuevo, como cada vez que regreso, me doy cuenta de cuanto extraño todo esto. Ya se que lo sabeis, pero a pesar de todos los inconvenientes y tropiezos, yo fui muy feliz aqui. Sigo siéndolo cada vez que regreso. Por eso me pregunto una y otra vez qué tiene esta ciudad que me predispone al optimismo casi sin proponérmelo. Y por eso, claro está, regresaré una y otra vez. Sin dudarlo.

Lincon Road, Sawgrass, amigos, mensajes, llamadas, playa, sol, margaritas.... todavía me queda pasear por Ocean Drive, tomarme un mojito en el Delanos, ver a más amigos, un té en Aventura, volver a dormir bajo el sol y flotar en el mar. Tres días no son suficientes para disfrutar de todas las cosas que me gustan de Miami, pero algo es mejor que nada.

Hermanitaaaaaaa, las veces que hemos pasado por aquí....
Y es que a estas alturas ya tengo muy claro que eso es lo importante; disfrutar. Porque vida solo hay una y muchas maneras de vivirla. Cada uno que escoja la suya. Yo, si puedo, seguiré aprendiendo de aquellos que se precipitan a su encuentro sin la certeza de futuros ciertos, de los que disfrutan de los momentos comunes como si fueran únicos, de los que al buen tiempo ponen buena cara y de los que creen en una vida posible.

Buenas noches Madrid. Os extraño mucho. Sé que como yo aqui también seríais felices y se os escaparían las lágrimas de la risa como me pasó a mi ayer tras darle sos sorbitos, dos, a una margarita. Hermana, lo sabes. Sé que lo sabes, pero ni te imaginas cómo te extraño. Cada rincón me regala una sonrisa y un recuerdo tuyo. Tenemos que volver juntas. !Y pronto!

24/10/12

Fragilidad, valentía, fortaleza, tenacidad

Como se vuelve al primer amor regresé a Kuna Yala, o Guna Yala, un trocito del paraíso en Panamá que se ha convertido en mi remanso de paz en este istmo que une y separa dos continentes y dos océanos. Siempre los océanos...

Mientras Madrid se preparaba para celebrar el cumpleaños de Luis yo me esmeraba en conseguir unas langostas para saciar el apetito y compensar las ausencias (Yanice, ¿tienen hoy langostas? Ahora mismo llamo y las traen los pescadores. Y dicho y hecho, llegaron las langostas vivitas y coleando. Langostas de merienda y langostas de cena).  No se puede estar en dos sitios al mismo tiempo, pensaba, pero sería estupendo poder desplazarse a la velocidad de la luz y quizás asi, en cuestión de pocas horas o muchos minutos, podría atravesar los océanos que separan mis quereres. Esos son los momentos que más extraño, además de los que paso con mi familia. Me los imagino a todos bailando, riendo, charlando y me doy cuenta de que hay raices, afectos, que están muy arraigados. Y es justo entonces cuando la ausencia de Afri, Luis, Sandra, Fer, Lineia y el resto de mis locos y adorables salseros se hace muy presente. Chicos, ¡cómo extraño los bailoteos hasta las tantas de la madrugada!

Esta vez Guna Yala no deparó ninguna sorpresa especial. Volví a Isla Diablo, donde todo permanecía igual pero era distinto. Es algo que presentí desde la distancia, a medida que el cayuco impulsado a motor se aproximaba a la orilla de un paraíso ya común. La rutina del paraíso Kuna se repite una y otra vez, aunque e esta ocasión faltaban las risas despreocupadas de los niños, el señor que aprendió a hacer pan trabajando para un español, y el amigo que limpiaba la islita los domingos. A cambio conocí a Yenisbel.

Yenisbel
Mola tejida por Yenisbel
Yenisbel es una mujer joven que, a pesar de haber nacido Kuna, ha tenido que aprender a luchar por la aceptación entre su pueblo. El domingo por la tarde, mientras dormían la siesta mis compañeros de andaduras, el indio que quería el tatuaje y la nigeriana que tras siete años trabajando para UNICEF en Ginebra desea regresar a su país para involucrarse en política, me acerqué a charlar con unas mujeres Kuna que estaban trabajando en la elaboración de las Molas y de los vistosos y elaborados brazaletes con los que adornan sus brazos y piernas.

Me explicaron el proceso de creación de sus diseños, inspirados casi todos en la naturaleza, me enseñaron a entralazar los abalorios para crear brazaletes sin la necesidad de cierres y, finalmente, me indicaron cuales eran las piezas que cada una de ellas había elaborado con mucha paciencia y horas de trabajo. Yenisbel solo tenía un par de molas que empezaban a descolorase por el sol, señal de que hacía mucho tiempo que estaban expuestas y nadie las compraba. Le pregunté por que ella vestía con ropa y no el vestido y adornos tradicionales.

- ¿Tú no llevas pulseras?
 - No, me dijo tímidamente retirándome un poco la mirada que se le entristecia y cambiando de tema. ¿Y tú haces tu propia ropa?
- No, contesté. En mi país casi todo el mundo las compra. Y mientras observaba su cara de sorpresa recordé una conversación con Arquímedes, el cabeza de familia de Isla Diablo, y comprendí todo.

- Arquímedes. ¿Qué fiestas celebran los Kuna?
- Una de las que más celebramos es cuando una niña cambia sus ropas normales  por las tradicionales. Puede ser su elección o de la madre y lo celebramos mucho.

Yenisbel nunca tuvo la oportunidad, ni la opción, de cambiar a la vestimenta tradicional ni, por supuesto, a llevar los adornos kuna en los brazos y en las piernas. Y es que Yenisbel, a pesar de su caminar cadencioso, sus maneras femeninas, su delicadeza innata y su sentido de la estética, nació niño. Imagino que para ella conseguir que una sociedad tan hermética y celosa de sus tradiciones como la kuna aceptara su transformación ya fue un gran logro. Frágil y valiente. Paciente, tenaz, fuerte... Las Molas de Yenisbel no son perfectas pero hablan de su belleza como persona y de su lucha como mujer, como ser humano; de su caminar por convertirse en lo que siente.

Fragilidad, valentía, fortaleza y tenacidad también describen a las mujeres que más quiero y a las que más agradezco su paciencia con mis oblicuidades; mi madre, mi hermana, mis primas, mis tias, mis amigas... De regreso a Madrid viajará conmigo una de las molas de Yenisbel, un regalo de una mujer valiente para otra mujer fuerte y maravillosa: mi madre. Creo que las dos, aunque no lo sé con certeza, también creen en la vida posible.

"El alma tiene ilusiones 
como el pájaro alas, 
eso es lo que la sostiene"

19/10/12

Luchando, caminando, sonriendo

Un post cortito porque hace mucho que no escribo. Tras Kuna Yala, o Guna Yala, se abrió un intermedio en mi estancia en Panamá y un puente me llevó al lado de los que más quiero. Durante dos semanas pude disfrutar de su compañía a pesar de que las circunstancias no eran las más favorables. Fueron horas llenas de intensidad, incertidumbres y deseos. Días en los que, una vez más, me impactó el amor y la fortaleza de mis padres, a los que admiraré eternamente.

La vida a veces te pone en situaciones en las que uno aprende a darse cuenta de cuanto desea las cosas. O no. Para eso están las fronteras, los muros, las barreras, para descubrir qué estamos dispuestos a hacer para derribarlos; o para descubrir que lo que hay detrás de ellos no merece la pena el esfuerzo. No podría asegurar con rotundidad lo que quiero, hay tantas cosas interesantes que hacer por el mundo... Lo que si es una certeza absoluta es que, una y otra vez, volveré al lado de los que me quieren y a los que quiero. A los que amo. Sin renuncias.

Pareciera que entre mis quereres siempre hay un océano o un mar de distancia. A veces ambos. Hoy una excelente amiga y persona dió un pasito más para conseguir sus sueños. Durante una hora fue tertuliana en el programa de Cala de CNN en Español, con millones de seguidores en todo el mundo. Me sentí orgullosa por ella y al mismo tiempo triste porque, de estar un mar más al norte, hubiera podido acompañarla en Miami. De repente escuché mi nombre en el programa. El presentador leía un mensaje mio referente a los españoles que emigran a Latinoamérica. Vi como la expresión de mi amiga María cambió al escucharlo y me sentí feliz. De una u otra forma conseguí estar a su lado.

Poca cosa, pensarán algunos.  Quizás, pero el buen vino se disfruta pequeño sorbito tras pequeño sorbito. A pesar de los que me dicen una y otra vez que no es posible, yo sigo creyendo en los sueños, en los mios y en los de los demás. Y, por supuesto, en la vida posible.

Gracias a los que me acompañais en este viaje a pesar de los mares y océanos de distancia. GRACIAS

17/9/12

Kuna Yala, el archipiélago paradisiaco entre Panamá y Colombia


- ¿Hoy no salen de pesca?
- No, hoy hay que limpiar la islita
(...)
- Algún día quiero encontrar un trabajo en un paraíso así.
-Pero no en este, ustedes no se pueden quedar a vivir aquí. Los que no son kuna no son permitidos a vivir aqui.
(...)
- No soporto a estos políticos que llegan en avión y se creen que las islas son suyas y pueden hacer lo que quieren
(...)
-Pueden hacer foto a todo lo que quieran pero no a las personas. Si quieren fotografiar personas deben preguntar primero.
(...)
-Yo antes viví en Colón y allí aprendí a hacer pan con un español. Pero alli no me gusta vivir. Aqui estoy con mi pueblo. Se vive tranquilo y me gusta hacer pan, salir a pescar y recolectar cocos.


El archipiélago de la comarca de Kuna Yala, bien podría decirse, es un paraíso descubierto. Una sucesión de 365 islas situadas en el mar Caribe donde viven los kuna, una etnia que vivía originariamente en Colombia y que se desplazó a Panamá huyendo de una expedición española cuyo objetivo era exterminarlos allá por el 1500 y 1501.

Los kuna, bajo mi incompleta percepción adquirida en solo en dos días, son un pueblo orgulloso y celoso de su intimidad. Los que han decidido quedarse en la comarca y no ir a trabajar de mano de obra barata a las grandes urbes, intentan conservar su cultura y tradición, aunque saben que las influencias externas son inevitables. La juventuda kuna,  que ya está estudiando, incorpora poco a poco las nuevas tecnologías a su forma de vida simple y las agencias turísticas se esfuerzan por mostrar al mundo un paraíso que si bien todavía no está muy masificado, lo estará. Es cuestión de años, por eso los kuna, con administración política y social propia reconocida por Panamá gracias a la presión internacional tras la sucesión de varios conflictos sangrientos, se han organizado y coordinado para que el crecimiento y la incorporación del turismo sea sostenible y gradual.

- Nuestra familia no se dedica al turismo pero ahora en este terrenito queremos construir una cabañita. Es que la gente que trabaja con el turismo ya no necesita salir a pescar y puede comprase una lanchita con motor.

Las mañanas son especialmente movidas en el archipiélago de Kuna Yala. Los cayucos impulsados con remos visitan las distintas islas habitadas y ofrecen distintos productos de consumo. Uno está especializado en el pescado fresco, otro en plátanos verdes, otro en pastillas Magi para darle sabor a los guisos y sal, y así sucesivamente. Cada vez que un cayuco arribaba a la orilla de Isla Diablo yo me acercaba curiosa junto a los kuna para ver que traían. Lo sé, no hubiera debido, pero no pude resistirme a una botella de coca cola fresquita. y como fui la última en llegar, pues me tocó empujar el cayuco para que siguiera su trasiego por el resto de las islas.

Y allí estaba yo, en mitad de Isla Diablo, con mi coca cola en la mano y el sol empezando a batallar, mirando como el cayuco de la familia de Braulio también se sometía a comenzar la jornada de pesca. Me di la vuelta para mirar mi cabañita y volví a pensar en lo ingenioso que fue el canadiense que me precedió. El coclchón hinchable resultó ser muy cómodo y las antorchas solares qeu regaló a  la familia de Ezequiel y Yaris nos habían proporcionado una noche mágica mirando las estrellas y escuchando el susurro del Caribe chocando contra los cayucos. A Luis, el mendocino con el que compartí el viaje de ida de barca pero que solo tenía contratado una excursión de día, lo habría disfrutado.

Tras desayunar el pan recién horneado de Braulio y unos huevos a la plancha me doy un baño para refrescarme. Es espectacular relajarse haciendo la boya y mirando hacia las cabañas, observando el día a día de las familias que habitan Isla Diablo. A mis espaldas, las lanchas a motor repletas de turistas que desembarcan en la islas inundándolas de neveras y bullicio, empiezan a sustituir a los cayucos. Están llegando los domingueros e Isla Diablo no es ajena a este fenómeno. Al ver como una de las lanchas se aproxima a nuestra costa, salgo como una centella del mar y marco territorio para que no invadan nuestra sombra bajo los cocoteros. Los uruguayos que también pasaron allí la noche me ayudan. Somos tres contra veinte pero conseguimos defendernos del ataque. Solo tres argentinos instalan su nevera a nuestro lado, piden disculpas por la invasión y nos ofrecen refrescos y cerveza fresquita.

En Isla Diablo no hay agua potable ni electricidad asi que aprovecho para poner una de mis botellas de agua en su nevera.
-¿Eres la española que trabaja en la ONU?
-Bueno... no sé si soy "la española", pero si soy española y colaboro con UNICEF.
- Nosotros somos de Mendoza y un compañero nuestro estuvo aquí ayer y nos habló muy bien de una española
-Y vuestro amigo se llama Luis?
-Si....

 Y entonces, como el que no quiere la cosa, se hace la magia. Llegan las risas, las confidencias entre desconocidos, las charlas sobre el Barcelona y el Real Madrid, sobre Maravillas, la inmigración, el Malbec, el a ti que te trae por aquí... el que ahora salimos todos juntos de tour.... Che, qué bien me caen los argentinos, siempre me hacen recordar a gente que quiero mucho y que una vez en Miami me echaron una mano cuando de verdad lo necesitaba, sin pedir ni esperar nada a cambio. ¡Gracias familia Pérez!.

Isla Viagra. ¿adivinas por qué?

Visitamos isla Viagra, la piscina de las estrellas de mar, isla aguja.... Abordamos otra islita para tomar un refresco... y entre el matrimonio uruguayo, Sergio, Fabián, Andrés y yo se instaura un clima tan familiar que pareciera que nos conocemos de siempre pero que llevamos años sin vernos, distancia temporal que alimenta esa curiosidad por saber que es la vida del otro, pero sin entrometerse demasiado.
De regreso a Isla Diablo me fascino viendo la cena que tendrán los afortunados que no deben marcharse. Dos centollas enormes se esfuerzan por soltarse de la cuerdita que las amarra a la plamera que casi besa el mar y que les recuerda su designio final. Disfrutamos de una comida criolla con pescado, charlamos alegremente y nos anuncian que nuestra barca nos está esperando para sacudirnos de este paraíso. Es hora de regresar  a la ciudad del eco.

Pez Loro
En el viaje de vuelta nuestra barca para en la espectacular Isla Aguja para ir recogiendo clientes. Me anuncian que en la orilla estará esperándome el chófer Tito para hacer el recorrido de dos horas por carretera hasta El Cangrejo, el barrio donde vivo en Panamá. Los mendocinos van haciendo un recorrido verbal por otros paraísos que han conocido en Latinoamérica y yo voy tomado buena nota. El motor de la lancha se cala de nuevo pero esta vez no arranca. Parece ser que entre tanta gente y tantas neveras y bolsas, el motor ha tirado mucho y se ha quedado sin gasolina. Parece ser también que los 5 dólares de gasolina no eran suficientes y el capitán kuna confirma que tendría que haberle puesto 8.

A estas alturas ya ni me extraño. y no soy la única. Uno de los mendocinos, Sergio, dice que a él también le pasan estas cosas constantemente. Me río porque es una buena señal, que estas cosas pasen, porque eso significa que, ocasionalmente, estamos expuestos a ellas y no a la luz del estudio y las horas frente a la compu, o el ordenador. El capitán de la lancha empieza a impacentarse. Entre otras cosas escucho que Tito, mi chofer por una tarde, está impaciente porque lleva rato esperando. Entre tanto desvío para captar pasajeros y el incidente de la gasolina se está haciendo tarde. Bromeamos con los argentinos; "que si al final estabas molesta porque te invadíamos la islita y acabarás regresando en nuestro auto. Y luego encima le pedirás a la esposa de Sergio que te prepare una langosta para cenar.
Cómo son estos gallegos, te sonríen y poco a poco se prenden a todo".

Nos rescatan con un poquito de gasolina, la suficiente para llegar a la isla especializada en la venta de combustible. El reloj haciendo tic tac y a mi a esas alturas ya ni me preocupa si Tito estaría esperándome en tierra firme o no. Me interesa más disfrutar de los últimos minutos de un fin de semana que había dejado atrás el ruido y el caos de la ciudad, las incertidumbres y un futuro probable o no...

En tierra firme, ¡oh mi sorpresa!, Tito no está. Ni rastro de Tito ni de ningún otro chófer. Ya ni me sorprendo. Un par de llamadas y nada, ni Pacífico, que me trajo a la ida, ni Tito  ni ningún otro kuna pegado a un 4x$, los únicos autorizados a trabajar como chóferes en esta comarca, Y mientras le comento a los kunas que coordinan todo el trasiego de turistas y cobran el impuesto de tránsito que si Tito no llega me devuelvean a Isla Diablo para comerme la centolla, un coche blanco da marcha atrás, se abre el maletero y me gritan desde la ventana: "gallega, Isabel, cargá tus cosas en el auto que te vienes con nosotros". Soy obediente, me abrocho el cinturón y pregunto entre risas "¿Y qué tenéis de cena hoy?"

Habitación "todo incluido"
Fin de semana en Kuna Yala:
Transporte desde Ciudad de Panamá a puerto kuna: 25$ cada sentido
Tasas o impuestos: 6$ entrada Comarca Kuna Yala y 3$ uso del puerto)
Traslado y excursiones en barca: 25$
Noche de alojamiento en Isla Diablo y cuatro comidas (comida, cena, desayuno y comida -sin bebida) 45$
Total: 129$
Y si el conductor te deja tirada y te rescatan unos argentinos 104$

Si alguien quiere leer más sobre la Comarca Kuna Yala y sus habitantes, en Internet hay mucha información de todos los tipos. Para visitarla, personalmente recomiendo evitar las agencias de viaje que ofercen exactamente el mismo viaje por casi el doblen de precio. Es cierto que, en ocasiones, Kuna Yala es zona de paso de contrabando y narcotráfico de Colombia, que a pesar de que en algunas islas no hay ni agua ni electricidad, otras se precipitan rápidamente a la transformación de paraísos y remansos de paz en discotecas diurnas bajo el sol y mercado descontrolado de recursos naturales. Algunas personas que han estado allí afirman que los indios te piden uno o dos dólares casi por casi cualquier cosa. A mi no me ha pasado y quizás solo se trate de una buena coincidencia o de la suerte del primerizo. De ser así, y por mucho que no nos guste, deberíamos pensar que las islas son privadas y que cobrar dos dólares por visitarlas quizás no sea un precio excesivo. ¿Cuánto cobrarían ustedes por alojar a desconocidos en su casa o dejarles disfrutar de su piscina? Eso son las islas para los Kuna Yala, sus hogares, pero sin cemento ni techo ni tuberías; con todos los beneficios de un Caribe manso pero también con todos los extremos de un clima cambiante y furioso ante el cual su mayor escudo son unas cuantas ramas y hojas de palma secas.

Estrellas de mar en Kuna Yala
Cada uno puede utilizar sus ojos y oídos para escuchar y ver las cosas con distintos prismas y dedicarse a juzgar o no. Yo particularmente decido llevarme de vuelta las risas de los niños jugando despreocupados en el mar, los cayucos de madera rompiendo el horizonte harmoniosos, las playas paradisíacas, el orgullo y respeto de los kuna que yo conocí, las estrellas de mar, los peces imposibles, la isla con una sola palmera, la impresionante puesta de sol entre los cocoteros, la música del Caribe, las risas con los recién conocidos, las intimidades con los recién amigos, la siesta reparadora en una hamaca frente al mar, la brisa de la madrugada, los colores de los ropajes de las mujeres kuna, la laboriosidad de las molas (paños tejidos con telas de colores). y un sin fin más de detalles que me pintaron de nuevo la sonrisa en la cara y en el alma.

Con todo esto y mucho más me quedo. Con dos días que me transportaron a un paraíso, a una vida posible por la que, de nuevo, me siento profundamente agradecida. A veces la decisión más difícil tan solo consiste en disfrutar el presente siendo conscientes de su fragilidad y de su temporalidad. Otros tiempos vendrán, es una certeza, pero mi memoria estará rellenita de buenos momentos, palabras amables, oportunidades por venir, sensaciones y gratitud. Esta es mi música y mi religión. Las malas energías, los imposibles y las negatividades, entre otras, las quiero lejos. Cada cual que baile sus melodías y rece sus plegarias.

Besote. Me voy a dormir!!!!


14/9/12

El indio que quiere un tatuaje en Panamá

-Te va a matar
- No, me va a pegar un tiro en la cabeza
- ¿Y no es lo mismo?
-En absoluto. Lo que tu dices es una frase hecha. Y lo que va a pasar es que mi madre me pegará un tiro en la cabeza si ve el tatuaje
-¿Y cómo vas a hacerlo?
-Fácil, siempre lo llevaré tapado con la ropa
- Pero y si vas a la playa o a la piscina?
- jajaja. En mi familia nadie hace esas cosas. Lo que me preocupa es que mi novia me deje
- A tu novia no le gustan los tatuajes? Pues eso si que es una situación. Y ella tampoco te va a ver la espalda?
- No hasta el dìa que nos casemos y entonces ya estará hecho y no podrá dejarme.
- En serio?
-Pues claro...

Las carcajadas resonaron en aquel salon enorme y desolado donde esas risas sanotas que salen del estómago se confundìan con el ruido atroz de la ciudad del eco. Creo que fue en ese mismo momento donde el indio de 24 años y yo nos hicimos amigos. Desde aquel día nuestras conversaciones son frecuentes y esta misma noche, como carbonizó la pizza en el microondas, no le ha quedado más que aventurarse a probar mi ensalada de pasta (la de garbanzos la dejo para otro día, jejeje). Para mi sorpresa la mezcla de espirales tricolor, maiz, atún y mayonesa le ha parecido muy rica. Y cuando le ha puesto su toque de color añadiéndole una buena dosis de picante ya se convirtió, según sus palabras, en excelente. Entre espiral y espiral, aligeradas con un poco de cola, me ha confesado que prefiere tener un matrimonio de conveniencia, que ninguna de sus relaciones ha funcionado y que el se entusiasma demasiado y que luego sufre mucho. Por eso confiará en su madre la búsqueda de esposa.

-Y confias en tu madre?
-Si, ella sabrá elegir a la india perfecta y de mi misma casta, para que no haya tantos problemas.

Cuando habla su paladar suena emitiendo un cloc divertido y peculiar, especialmente al pronunciar las letras p, d y c. Ya lo he comprobado, no es casual. Y como lo ha advertido, me contó que es por motivo de un accidente de tráfico que tuvo hace dos años. Un camión lo embistió, se quedó pegado a la parte delantera y el conductor, tras despegarlo cuidadosamente, lo dejó abandonado en la cuneta de una carretera solitaria y se dió a la fuga. Entre otras cosas la mandíbula se le rompió y desencajó. Por eso desde entonces, al hablar y sonreir, sus palabras se entremezclan con esos cloc secos y simpáticos.

Shiva, a quien le debe la vida tras tan trágico accidente, será el motivo del supertatuaje de 12 por 6 inches que tiene previsto. Su preocupación es que, como es extranjero y no habla ni una pizca de español, el artista de los tatuajes ha decidido cambiarle el precio y Shiva ha pasado de costar 250 dólares a 1,200.
- Còmo lo sabes si no hablas español?
-Se lo ha dicho a mi intermediario que es panameño
-Ah.... Y que vas a hacer?
Pues voy a buscar otro artista y en vez de que me tatue en tres sesiones voy a exigirle que lo haga en una para que no me deje a medias el tatuaje y no me haga chantaje entre sesión y sesión..
- Pero eso es una locura!!!. No vas a aguantar el dolor y la espalda estará muy hinchada.
-Es verdad pero he pensado bien en lo que me dijiste y en vez de 6 por 12 inches me lo voy a hacer de 6 por 6. Y además me beberé diez cervezas con alcohol para estar bien anestesiado.¿Tú me acompañarás? Quiero que alguien de confianza esté a mi lado
- No hay problema pero, y tu amigo el panameño?
-Preferiría que vinieras tú....
-OK, sin problema. Este fin de semana me voy a Kuna Yala pero luego puedo. sin problema, tengo curiosidad.

Tal y como acabo de comentar, mañana me voy a San Blas, tierra de los Kuna, un pueblo que vive en un archipiélago paradisiaco manteniendo sus costumbres y forma de vida tradicional. Me esperan 36 horas de mar, sol, lluvias caribeñas, comida criolla, quizás alguna langosta. Y una cabañita con suelo de arena de playa en la que los kuna inflan un colchón de aire para que podamos pasar la noche.

Me voy sola, mi nuevo amigo Rodney se ha enfadado mucho por no haberselo dicho antes. Con las ganas que el tiene de ir me hubiera acompañado. No obstante me ha hecho prometerle que cuando él regrese de Bruselas en octubre le acompañaré para que no le engañen mucho y, a cambio, el podria enseñarme yoga y su truco para no llorar cuando algo duele mucho. Porque cuando estuvo inmovilizado tres meses en aquella cama de hospital no soltó ni una lágrima a pesar de los terribles dolores. Un hombre no llora y el ya lo es. Por eso el día del tatuaje, aunque duela mucho, su hombría no quedará en entredicho. Por mucho que los muchachotes de Miami Ink salgan soltando unos impresionantes lagrimotes de dolor. a él no le pasará.

Buenas noches mi gente buena. Os saludo desde esta parte del mundo y prometo hacer fotos de un nuevo paraíso. Papá, mamá, os quiero mucho y os llevo conmigo.

1/9/12

Sábado, sabadete... trabajo y diluvio

¡Una nueva VISA en mi Pasaporte!
Desde la ventana de la oficina veo como el cielo de Panamá se oscurece. Amenaza tormenta. Tengo tanto sueñete que ni me importa. Lo cierto es que casi prefiero que se ponga a diluviar para que refresque y, ya de paso, me consuelo con un "para estar en el apartamento encerrada o en un centro comercial, mejor estoy haciendo un listado de medios de Latinoamérica y USA..."

Qué decir de Panamá si no la conozco excepto por comentarios. En el taxi, en el avión, en la calle, en el trabajo, en las noticias, en los periódicos... Todos los datos que tengo son de otros, excepto obviedades que a estas alturas se han convertido en mi día a día: el tráfico terrible, el ruido ensordecedor, las Panamás ambiguas, las aceras intransitables, los rascacielos miamenses, las casitas coloniales pintadas de colores...

El jueves salí un rato a tomarme una coca cola con una amiga Laura de Miami que estaba aquí dando una conferencia sobre el efecto de la crisis actual en las mujeres. Me encantó verla y disfrutar de la noche panameña desde Tántalo, un lugar precioso con una terraza abierta al Casco Viejo. Allí me di cuenta de que. a pesar de mi ritmo trabajo-casa, casa-trabajo, hay una vida ahí fuera que estoy deseando saborear. Ya queda menos, el lunes empieza mi nueva vida posible en Panamá. es una orden que me autoimpongo. Clases de Salsa, Cine, Cenas.... Quedáis todos invitados.

Bueno, ya me he desquitado un poco. Se ha puesto a llover en menos tiempo del que pensaba. Es como si el cielo se estuviera cayendo. Ahora no me queda más remedio que quedarme aquí hasta que acampe. Voy a aprovechar a poner los mail del trabajo al día ahora que hay paz. Y agua...

Un beso enorme. Espero poder contar pronto cosas más divertidas. seguro que en cuanto duerma un poquito y ajuste horarios. besoteeeeeeeeeeeeeeeeeeee



28/8/12

Puerto Plata, Santo Domingo, San Juan, Madrid, Panamá

El Cangrejo, Panamá, desde mi balcón
Hoy comienza mi cuarta semana de estancia en la ciudad de Panamá y me siento una traidora por no haber escrito antes. El caso es que todo se precipitó de buena manera y mi vida se convirtió en un anuncio de publicidad de esos que van enlazando acontecimientos o casualidades. Aunque las casualidades, como bien afirmaba Herman Hesse, no existen.

Recapitulemos para ver cómo acabo dando con mis huesos, y el resto del cuerpo también, en estas tierras descolonizadas. Pero empezaré desde el principio, que me hace más ilusión. Desde ese día en el que embarqué rumbo al Viejo San Juan en Puerto Rico buscando algo que nunca llegó a ser. Empecemos...

De Madrid a San Juan

Los burócratas de Madrid hicieron subir mi bilirrubina a los infinitos. Coincidencias de la vida, que tampoco existen, me invitan a Puerto Rico. Agarro mi computadora (u ordenador para los más puristas) y me marcho al Viejo San Juan a seguir con mis escritos, pero desde un balconcito con vistas al Caribe. Allí me paso unas semanas al estilo de "vuelva usted mañana". Mañana ya visitaré, mañana ya viajaré... y los días que pasan y que no pasa nada. Y una mañana, porque en esa parte de mi vida todo era "mañana", decido que lo que quiero es presente. Y entonces me hago una visitilla a unas islas paradisiacas (Isla Culebra), meto todos mis fashionismos y tacones en dos cajas de cartón, los dejo en un sitio muy pero que muy seguro (jejeje, sister); me compro unas cangrejeras, un poncho para la lluvia, una linterna de cabeza y un billete de avión de solo ida a República Dominicana.

De San Juan a Puerto Plata

Una vez en Puerto Plata me abandono al ecoturismo. Unas plantas o bichos que mi organismo no reconoce, me causan una fotosensibilización de las buenas. Me hospitalizan y exigen reclusión absoluta durante, al menos, una semana para que el sol no me roce ni de lejos.... ¿Y qué hago yo una semana encerrada en un cuarto sin ventanas y sin puertas? Pues vivir al revés, que en eso ya soy especialista. Y, por qué no admitirlo, engancharme a Internet.

Y así, navegando, navegando, decido ver que tal está el mundo laboral. Veo una oferta de trabajo interesante. mando el CV a última hora, que ya sabemos que las primeras horas son para otros y no para mi... A los pocos días me convocan a la segunda fase de la selección, y me quedo otra noche sin dormir... Y vuelven a contactarme, Y que tengo una video-entrevista. ¿Ein? ¿Dónde está la cámara oculta? Y la hago por Skype, vestida de señorita de cintura para arriba y con el pantalón corto y las cangrejeras desde los michelines para abajo. Que si, que si... que no veas como pega el calor en República Dominicana en agosto. Y sin aire acondicionado. Había que elegir entre la posibilidad de tener que levantarse y que descubrieran el pastel o el que el sudorcillo pegajoso traspasara la cámara de vídeo.

Y un martes de la vida hago la entrevista. Pienso: "la he cagao. Estaba tan cerca...".Y el miércoles me levanto feliz, con mis manitas desinflándose y pensando "¿a mi que me importa?". "Ya veràs tú como ahora que me iba yo a recorrer las playitas idílicas y a pasar agosto en Venezuela, van y me lo fastidian". Y dicho y hecho. El viernes recibo un mail, que les gustaría que fuera a trabajar a Panamá pero que necesitan hablar conmigo....

Esta es mi cuenta pendiente con Manuela y las niñas del Batey
Me dispongo a abrir el ordenador comouna poseida. "Su santa madre, su santa madre.... ¿qué querrán contarme?".  Y va la joia máquina y se funde. Literalmente muerto, con su pantallita en negro y todo, sin una lucecita brillando. Todo oscurito. Pero a mi nada me detiene, soy una trooper. Agarro mi teléfono que es muy espabiladillo, abro el programa de videoconferencias, recibo un aviso de que me están hackeando y se apaga.... ¡Al carajo!  Me meto en la ducha, busco la cámara oculta y me digo: "si tiene que ser será", y empiezo a organizar mi mente por si es un "Será", y a bailar bajo el agua.

Llega el lunes, yo ya tengo la maleta hecha.  Hay que ser optimistas. Voy al batey y disfruto viendo la carita de Manuela cuando ve su nombre en la portada del cuento que empiezo a preparar para ella. Consigo contactar con Panamá, charlamos..., sigo buscando la cámara (la oculta, que la otra la tenia enfrente aunque no funcionaba). ¡Siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii! Me voy a Panamá. Me incorporo el día 1 de Agosto. Me quedan 15 dias..... ¿Qué hago?

De Puerto Plata a Santo Domingo y al Viejo San Juan
El martes por la mañana se me reactiva la alergia que se extiende a la mano izquierda. No puedo ir al Batey a despedirme de Manuela. Organizo todas las cosas, asigno bolsitas con el nombre de a quien deben entregárselas y el miércoles me meto en un bus hasta Santo Domingo. Tras un día de escala en el que aprovecho a visitar la zona colonial de Santo Domingo, llego a Puerto Rico el viernes. Allí voy a por mis cosas que esta vez si que estaban en un sitio seguro, me doy un paseito nostálgico por sus calles empedradas, paso una noche en un zulo sin vistas y regreso a mis madriles el sábado.

Del Viejo a San Juan a Málaga y Madrid
Las dos semanitas que pasé entre Málaga y Madrid fueron alimento para el alma. Familia, amigos, salsa, risas.... Ellos me dejaron el corazón bien rellenito de cariños y buenos deseos con los que llegué a Panamá.

La alfombrilla del ordenador
De Madrid a Panamá
Desde agosto trabajo como consultora de comunicación para el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (también llamado UNICEF). Estaré aquí hasta finales de enero, aunque las Navidades en mi Madrid amado-odiado no me las quita nadie, si es posible. Recuerdo que hace unos meses, allí por el Viejo San Juan, alguien me preguntó por mis sueños. En aquel momento guardé silencio, sin saber bien que contestar.

Ahora, desde la perspectiva que el tiempo regala, admito que este es mi sueño. No el estar en Panamá o el trabajar para Naciones Unidas, sino la posibilidad de poder hacerlo. El haber tenido, a pesar de las caídas y las zancadillas, la suerte y la posibilidad de luchar por vivir como deseo; la libertad de elegir y el respaldo y la confianza de los que de verdad me quieren. He aprendido que querer es poder, y que cada conquista exige una renuncia. Todo llega si se sabe esperar o salir a su encuentro.

No sé lo que vendrá después, pero ya ni me importa. El camino es lo que me interesa en estos momentos y, por encima de todo, que los que me ayudaron a llegar hasta aquí también sean felices. A mi familia le debo todo, también a los que creyeron en mí, y a los que no, porque me empeñé en demostrarles que otra vida es posible.

Se que lo que hoy tengo y llegó con tanto esfuerzo, para otros fue un juego de niños el conseguirlo. Algunos pensarán, "no es gran cosa". Y seguramente estén en lo cierto, no lo discuto. El valor de las cosas es siempre relativo. Tantas veces me quejé, tantas veces me frustré y pensé que no llegaría que ahora, desde este balcón a un Panamá extremo y ruidoso, todo toma sentido. Pienso en mi familia y solo se me ocurren palabras de agradecimiento. Hasta se me ponen los ojillos tontos. Y es que son lo más grande que nunca tendré. Y soy muy afortunada.

La vida es corta, vive tu sueño y comparte tu pasión
He tardado mucho en escribir porque he estado cansada e intentando ubicarme en el trabajo. Después del dulce asilvestramiento que me regalé durante años, las luces y aires acondicionados de oficina me parecían molinos de viento convertidos en gigantes. Poco a poco voy reubicando las energías y retomando la normalidad. Panamá no me entusiasma especialmente porque todavía no le he dado la oportunidad. Pero ya he empezado a investigar y, ¿adivinais?, hay un montón de aventuras que estoy dispuesta a correr y playas paradisiacas que disfrutar. Estáis todos invitados a acompañarme.

Iré contando y respondiendo vuestros mail. A riesgo de ser o resultar cursi, convencional o llena de frases fáciles... gracias a todos los que me quereis. Estoy deseando veros. Aquí. allí o en otra parte. No olvideis que lo que hace la vida interesante es la posibilidad de luchar por nuestros sueños. Sean los que sean.


NNATETPTCJYM

29/6/12

Carta de Manuela desde El Batey

Derechos de los niños
"Hola, me llamo Manuela, tengo 12 años. En mi casa viven 5 personas, mi mama, mis hermanas. Mi hermanita es la menor de edad.
     Me gusta el color rosado, yo no tengo novio porque soy menor de edad, mi hermana chiquita tiene 11 años, mi otra hermana tiene 14 años.
     A mi me gusta el pollo con arroz. No solo me gusta el pollo con arroz, a mi me gusta todo porque soy pobre. Mi mamá es una mujer pobre porque ella no tiene dinero, a ella le encantaría tener un colmadito. Mi papá está loco por la droga, cuando yo sea grande no quiero que sea drogadicta, yo quiero tener un trabajo para ayudar a mi mamá cuando sea viejita. Yo quiero tener dinero para cuando mi mamá sea vieja para ayudarla. Yo soy una niña todavía, pero cuando tenga 20 años yo quiero trabajar para ayudar a mis hermanas si no están trabajando.
     Yo soy Manuela y quiero que una gente me ayude. Quiero terminar mi escuela, ir a la universidad".



Manuela, con doce años, ya realiza tareas de mujer, aunque no es reconocida como tal dentro de su comunidad. Sabe que su futuro está frustado y que su única esperanza es la ayuda de los demás. Vive a diez minutos de resorts de lujo "todo incluído" donde, a diario, se desperdician kilos de comida. Le gusta el pollo con arroz pero solo lo come un día a la semana porque es muy caro. El resto se conforma con mangos y el arroz blanco. Come dos veces al día porque no hay para más, y se baña en el río porque no hay agua potable. Su hermana de 14 años ya está embarazada "por loca". 

Manuela estudia gracias a la ayuda de las distintas iglesias que se han asentado en El Batey. Para ella será difícil integrarse en la educación formal porque oficialmente "no existe". Es una sin tierra. Aunque nació en República Dominicana no tiene identificación alguna. Los hijos de los inmigrantes Haitianos no son reconocidos por el Gobierno de la República Dominicana.

República Dominicana ratificó en 1989 la Declaración sobre los Derechos del Niño. 

No deberíamos olvidar que el hambre es un crímen y que, como dijo Nelson Mandela:

"La pobreza no es un fenómeno natural. La causan los seres humanos y puede ser superada y erradicada gracias a la actuación de esos mismos seres humanos."



27/6/12

Noche de Hospital en Puerto Plata

En breve, aventura de una gallega que, atacada impunemente por la fauna bichística puerto platense, visita a un médico para pedir antihistamínicos y acaba durmiendo en el hospital con los brazos momificados por emplastos de manzanilla. Y por que será que ya ni me sorprendo....

La fauna bichística de Puerto Plata me adora. Lo mío es un algo así como "dejad que los insectos se acerquen a mí...". Que si más de diez personas deciden hacer un fuego en lo alto de la montaña y todas deben cargar palos y ramas, pues solo yo salgo masacrada por insectos varios. Y sí, así pasó. El jueves noche me uní a una expedición nocturna a lo más alto del campamento SunCampDr para observar las vistas. Al día siguiente comencé con una especie de enrojecimiento y picor en las dos manos.

Jajaja, muy propio encontrarme esto en Facebook
Pequeña naturaleza, me dije a mi misma. Y embutida en crema de hidrocortisona me lancé a la discoteca del Batey el viernes noche en uno de los días más calurosos desde que llegué a República Dominicana. Poco a poco la bachata dulzona fue tomando ritmo hasta que se convirtió en una tanda de merengues. De esos merengues electrizantes y rápidos que te sacan la risa y el sudor a la par. Y allí estaba yo, al estilo de "Danzad, Danzad Malditos", en aquella casita, entregándolo todo. Y el merengue eterno que no cesaba... De repente me doy cuenta de que me he convertido en el centro de atención, la salita se calienta, las puertas se llenan de haitianos a los que no les permiten la entrada porque no tienen para pagarse una consumición. Y entre vuelta y vuelta frenética me doy cuenta de que todo el mundo anda mirándome. Uno agarra un par de garrafas de agua vacías y un par de palos, y empieza a marcar el ritmo de la canción. Y yo dale que te pego al merengue pensando, entre gota de sudor y sudor, "aquí dejo yo por lo menos 3 gramos hoy". Y que me quiten lo bailao.

Siento que la sandalia se afloja. No, no se ha aflojado, se ha roto. "Pues yo no paro". Y el merengue que no termina, y entre vuelta y vuelta y cambio de pareja, porque muchos no daban crédito a que una blanquita rosada y blandita se pudiera mover de esa forma, dejé al personal desconcertado. Reconozco que nunca había sido capaz de causar tanta sensación con una canción. Y con la sonrisa pintada en los labios, el sudor recorriéndome las mejillas, la sandalia rota, las risas de aquella gente resonando en mi cerebro, las picaduras de las manos inflamándose y la sensación de haber disfrutado a lo grande, regresé al apartamento.

Así comenzó todo, como la canción "Veneno en la Piel"
Dejaré para otro día las consideraciones filosóficas sobre los acontecimientos paralelos a esa noche; sobre mi opinión del efecto que causa la presencia de unos turistas accidentales en uno de los lugares más pobres de República Dominicana. Sobre madres jóvenes que se prostituyen por 5 euros para poder dar de comer a sus hijos, sobre europeos que desde el 4X4 lanzan al aire las monedas que le sobraron después de meterse pa´l cuerpo varias botellas de ron, y sobre los haitianos que se avalanzan para poder agarrar alguna de ellas y así, al día siguiente, con un poco de suerte, llevarse un plato de arroz a la boca. Voy a dejar de lado hoy estas consieraciones porque si no se me altera la bilirrubina y eso no es bueno para la alergía que tengo.

ALERGIA
Tengo alergia. Las picaduras de las hormigas rojas o lo que fuera empezaron a inflamarse y decidí empezar a tomar medicamentos. Estuve grogui por dos días en los que me puse al día de todas las peliculas que han subido a Cuevana. Es una suerte que aquí funcione bien Internet y que las rapaces de los derechos de autor no se preocupen mucho de esta parte del mundo.

Nada parecía aliviar la picazón y la hinchazón de manos asi que, superando mi terquedad de solucionar las cosas por mí misma, decidí ser sensata y acudir al médico a que me echaran un vistazo y me recomendaran algún antihistamínico más potente. Y que conste que lo hice pensando en todos aquellos que siempre me decís que soy muy burra, especialmente mi madre y mi hermana. Y como a veces sí hago caso, llamé al seguro y me dirigí a la clínica privada Hospiten.

Yo quería experimentar lo local y lo público, pero pensé de nuevo en mi terquedad, en la cancioncilla de Juan Luis Guerra, y en que aquí solo me tengo yo para cuidarme, y opté por la opción privada (pequeña naturaleza la mía...). Hago un par de llamadas y, en cuanto pongo pie en la clínica, que resultó ser de capital español, todo son atenciones, cuidados y algodones. Me meten en un salita, alejada del calor de los pasillos comunes donde cientos de dominicanos esperan su turno.

Grupo Hospitén, Puerto Plata
Pienso, aquí me voy a pasar el día para que me vean las manos. Y me confundí. Reconozco que no dí una y que mis pronósticos pesimistas no se cumplieron. A los diez minutos llega una doctora cubana y, debo admitir, suspiré y me relajé. Me toman la tensión, me auscultan, preguntas de rigor sobre enfermedades y alergias a medicamentos... Les explico que me ha pasado, que es lo que me estoy tomando y me miran las manos.

Aquello, mis manos, a esas alturas se parecían más a la piel de un cocodrilo que a otra cosa. La doctora las examina con atención y me dice. Bueno, tu te estabas medicando muy bien. Esos medicamentos que te pusiste son muy buenos pero en tres días ya tendrían que haber hecho efecto. No son suficientes. Necesitamos inyectarte.

   -   Si, si, me lo imaginaba. Ya me ha pasado antes. por eso vengo, a que me pongan Urbason.
   -  ¡Ay no, mamita!. No podemos inyectarte y que te vayas. ¿Y si tienes alguna reacción?. Lo mejor es que te quedes aquí una noche y mañana estás estupenda. ¿Tienes seguro?
   -  Si, si tengo seguro. Uhmmmm, me digo a mi misma. Blanquita con seguro. Soy una presa del sistema. Tengo varias opciones, o me quedo y me sacan los ojos (a mi seguro), o me voy al hospital público o a un dermatólogo y pido una segunda opinión. Y la cancioncilla de Juan Luis Guerra retumbando en mi cabeza. Y la vocecilla de mi madre repitiéndome desde la conciencia, "no escatimes si necesitas algo. Cuídate". Y otras vocecillas que me repiten, también desde la conciencia, "no seas burra y deja que la gente te ayude..."

   - ¿Cuánto cuesta quedarse en este hospital una noche?
   - Ay mi hija, eso yo no lo sé, soy doctora. Pero usted puede irse si quiere. En mi opinión, para que esto no se infecte y no se extienda a las piernas y cause una celulitis, debería quedarse y estar controlada.
Habitación "todo incluído" anti alergias
   -  Y yo empiezo a pensar en voz alta. Y la doctora y la enfermera echándose esa miradas y observándome con curiosidad. "Es que mi vecina me ha encargado que le cuide los gatos por dos días... ¿Y ahora que hago yo con los dos gatos?. ¿Y si les da un colapso a esos gatos canadienses?. Uy, si es que no me traje ni el cargador del teléfono. Si lo sé me hubiera traido la computadora. ¡Su santa madre! Quedarme ingresada una noche por una alergia. ¡Seré pequeña naturaleza...! Una hormiguitas van a dar con mis huesos a un hospital. Pero, y si me voy y la alergía empeora. Ay, no, yo le he dicho a mi madre que me voy a cuidar y ser sensata. ¡Al carajo, me quedo, que para eso pago seguro!. Pero es muy pronto (era la una de la tarde). ¿Puedo ir a dar una vueltecita y venir luego? Es que como no sabía que me iba a quedar no he traido nada.
  -  Hay pues no puede porque usted ya se queda ingresada porque eso hay que tratarlo.

Y sin darme cuenta, en un periquete, estaba yo tumbadita en la habitación 411 que me pareció un palacio, con una enfermera agarrándome el brazo izquierdo para ponerme la vía para los medicamentos, y con la derecha intentando firmar la autorización para que bloquearan 2,000 dólares de mi cuenta para cubrir gastos.
   - ¡Y esto por qué?
   - Pues si usted decide irse sin pagar
Esta vez fui obediente, ¡que conste!
   - Ah... y entré en una profunda somnolencia. No sin antes poner a buen recaudo mi monedero que se pasó el día y la noche entre el colchón y mis riñones. Y es que ya hace mucho tiempo aprendí que en los hospitales también se roba.

NOCHE DE HOSPITAL EN PUERTO PLATA
El día y la noche transcurrió fácil. Medicamento por aquí, emplastos de manzanilla por allá... la habitación fresquita, yo mirando la televisión con los ojos abiertos como platos y las gafas de sol (que las de ver las dejé en mi apartamento porque nunca pensé que acabaría ingresada). Hacía dos meses que no disfrutaba yo tanto de esa caja boba... Vamos, que tuve mi todo incluido en Puerto Plata. Habitación amplia y con vistas, aire acondicionado, ni un mosquito a la vista, Internet, televisión, revistas.... Y yo pensando en la cancioncilla de Juan Luis Guerra y en todas esas personas esperando que las atendieran. Y sí, para que no admitirlo, el dinero marca la diferencia entre que te traten a cuerpo de rey o que te mantengan a la espera eternamente. Yo, de nuevo, a pesar de la crisis, del desempleo, de las distancias y de otras muchas cosas, me sentí una privilegiada y decidí que dejaría que me cuidaran.

Dieta anti-alergias
La alergia empezó a ceder gracias a toda la artillería que hicieron recorrer por mis venas y mi piel. A la mañana siguiente, no antes de que estuviera lista la factura, me dieron el alta, asi como la medicación a seguir y la dieta que debería reducir a melón, papaya (fruta bomba o lechoza según el país), plátano y pollo hervido. Me metieron en un taxi, me llevaron a las oficinas a pagar la factura. Una facturita muy bien detalladita en la que figuran hasta las bolitas de algodón que utilizan para aplicarte el alcohol, y las bolsitas de manzanilla utilizadas en el emplasto.

El taxista se ofreció a llevarme hasta el campamento por un precio desorbitado. Tras una charla el precio desorbitado se rebajó a otro precio desorbitado. Yo le dije, "mire usted que yo no soy una turista accidental, que yo me sé los precios y viajo en ruta pública". El se puso un poco blanco pero, como sabía que hacía calor, que el sol no me puede rozar la alergia, y que tengo pensado pasarle el gasto al seguro, no cedió ni un poco más pero dijo que, a cambio, me llevaba al supermercado y me metía la compra en casa.

Mi nueva dieta
Y yo, que seguía ecuchando la voz de mi madre, y a pesar de que sabía que el buen señor me estaba timando bastante, me dejé querer. Y el taxista, que resultó tambien ser chef, me eligió la papaya y el melón y los plátanos que eran los mejores para mi dieta tropical anti alergias. Y me contaba no se qué cosas más... Y yo pensando en los gatos persas canadienses que llevaban un día encerrados, y en que tenía que contactar con el seguro para que me devuelvan lo que me corresponde lo antes posible. Para rematar la compra, el buen samaritano, en cuanto vió que metía una botellita de champú en el carrito  se ofreció muy amablemente a llevarme a un salón de belleza de una amiga suya que me iba a dejar estupenda y así no tendría que tocar el jabón. Porque tengo prohibido todo contacto con sustancias que lleven químicos hasta que esto se pase... Vamos, que no se les escapa una. Y mientras yo le hablaba de mi mala suerte y el me reprendía, asegurándome que eso era un designio de Dios y no debía utilizar esas palabras, llegamos a casa y le pagué sus servicios de "personal shopper".

Aún así, no le culpo por intentar sacarme el máximo. Es nuestra responsabilidad la de no dejarnos engatusar y la de ellos intentar sobrevivir. Los negocios son los negocios. Porque en este país la gasolina y la comida son tan caras como en España pero, a diferencia de los indignados españoles mil euristas, una enfermera nocturna cobra 200 euros al mes y hace dos jornadas diarias para llevarse los 400 a casa. No, que no se me malentienda, no considero que España vaya bien, sino que hay otros lugares en el mundo donde, lamentablemente, las cosas andan peor y donde, no obstante, hay más humanidad y alegría.

SER O TENER
Porque en esta vida lo que cuenta no es lo que tienes, sino lo que eres, lo que sientes. En la parte del mundo de la que vengo aprendimos a que, por el mero hecho de estar vivos, tenemos derecho a todo. Y enfurecemos si las cosas se tuercen, aunque no querramos hacer nada ni ceder a nada, ni salir de nuestro nicho de confort, para que la situación cambie. Tan solo nos encabronamos y seguimos con nuestra desidia. Mucho blah, blah,  poca acción y mucha mala leche. Y mientras el cuerpo se va ablandando por la inercia de los años, el corazón se va acorazando para resguaradarnos de nuestros semejantes que, día a día, se convierten en nuestros rivales en la carrera del consumismo y del tener.

Pero en otras partes de este planeta, hay habitantes que no conocen derechos. Para ellos la vida consiste en luchar y tirar pa´lante, conquistando el presente poquito a poco, con una gran sonrisa y mucho tesón. Aguantando las tormentas y soportando unas condiciones de vida que les endurecen por fuera pero que mantienen su corazón abierto a sus semejantes. Porque hay comunidades en las que si uno falla, fallan todos. Y aunque la vida se ponga dura y el plato se vacíe, siempre habrá para compartir. Porque donde comen diez, comen doce, aunque todos se queden con un poquito de hambre.

Por eso somos pequeñas naturalezas, como un día bien me hizo entender mi amigo Abdoulaye Kama que ya se fué. Porque en nuestro egocentrismo nos hemos autoproclamdo en la cúspide de un sistema que debe proveernos, porque nos hemos creido que debemos conseguirlo todo con el menor esfuerzo posible y porque a pesar de la indignación, el encabronamiento y el mal humor que nos va dejando surcos en la expresión, la mayoría no está dispuesta a esforzarse ni a renunciar a nada por conquistar una vida posible.

Y ahora me despido que debo dedicarle un tiempo a mi dieta tropical y ver si los perros no se comieron a los gatos persas de la canadiense. ¡Hasta pronto!. Os dejo con la cancioncilla de Juan Luis Guerra.


21/6/12

¡Mal Bicho!

Yo creo que eso de "eres más de campo que las gallinas" no va mucho conmigo. A ver, no es que extrañe la polución de las ciudades, el ruido, las colas para hacer lo mismo a la misma hora que todo el mundo, ni nada de eso. Me gusta el aire limpiecito (que dirían por aquí), dormirme con el sonido de la cigarra, ver las luciérnagas iluminar el río, ensimismarme con las gallinas, los burrillos y toda esa fauna rural. Todo eso me gusta, pero con lo que no acabo yo de hacerme es con toda esa colección bichística que me ataca impunemente,  lleve o no, kilos de repelente encima.

¡Lista para la Guerra!
Hay que entender que en los días calurosos como hoy, Puerto Plata se pone en cuarenta graditos. Al caer la noche, aunque refresca, uno sigue sintiendo el horno en el cuerpo y no es cuestión de meterse en un traje de buzo que no deje nada al aire. Así que si me pongo pantalón largo y me dejo los brazos al descubierto, pues ya sabemos donde ataca el enemigo que, en este caso, son muchos y nada cobardes. ¡Son unos osados!. Que me pongo manga larguita y pantalón amplio tobillero, pues a los tobillos, aunque solo sea para estrellarse con el hueso. ¡Y cómo arden las picaduras en los huesos!

Imaginemos que, uno de esos días en los que estoy espabiladilla, decido taparme desde el dedo gordo del pie hasta las orejas. Y uno pensaría, así embutida, y con los litros de anti mosquitos y anti todo que tengo, que no habrá insecto que encuentre milímetro de piel donde atacar, ¿verdad?. Mentira de la gorda. Quedan las manos. Unas manos rollizas llenas de dedos. Por lo menos diez en cada una. Con sus veinte nudillos y todo. Y sus dos muñecas ¡Su santa madre!.

Y así estoy. En un entorno absolutamente bucólico donde los insecticillos que hay por aquí me están plantando cara; marcando su territorio para que me quede bien claro quien pertenece a estas tierras  y quien no. Y digo bichitos y no mosquitos elefante porque estos últimos ya han dejado de preocuparme. A estos se los ve o escucha venir, con la vista o por el zumbido. Además, con un poquito de amoniaco y paciencia, las picaduras desaparecen antes o después. Pero, ¿qué me dicen de esos indecentes insectos, casi invisibles y silenciosos, muy silenciosos, que se confunden con la brisa sobre la piel?. Y las hormigas de las cataratas... esas sí que fueron el ejército rojo de la muerte.

JEJÉN U HORMIGAS ROJAS, ESA ES LA CUESTIÓN
¡Terrorista!
Miren ustedes, yo no sé lo que se me ha posado encima pero tengo los deditos y los empeines de los pies finos. Y los deditos de la mano también. Yo voy muy orgullosa, enseñándole mis decenas de ampollitas diminutas  a todos los locales y turistas que osan preguntarme como estoy. Si preguntan no es para decir: "muy bien, muy bien", sino para explicarles lo que hay, ¿no?. Los turistas dicen que es alergia al sol. Va a ser que no... Los locales coinciden en que deben ser unas hormigas rojas bien malas o los jején. Yo apuesto a que deber ser esto así que, con su venia, me voy a meter en Internet a ver como diablos me libro de este picor dichoso. Comprobado, han sido las hormigas rojas. Dichosasssssssssssss

Para empezar, mañana me voy a la playa, Playa Dorada o Pueblito, a ver si la sal ayuda un poquito. Ya empecé el trabajo en el Batey. Ayer fue algo más complicado, todo el mundo intentando medir mis fuerzas. Hoy he conseguido tenerlos tranquilitos durante una hora mientras daba clase a una señora muy dulce, Germania, que repite despacito cada cosa que yo digo, como si fuera mi eco y a la que la que lo que más le gusta es pintar con colores, "porque de niña nunca tuvo lápices". Ya contaré poco a poco. Las historias son impresionantes. No nos imaginamos, la que escribe y los que leen, cuánta suerte tenemos de tener lo que tenemos -rescate bancario incluido- y de vivir como vivimos. Sé que suena a tópico pero esta gente no tiene, por no tener, ni agua potable. Y eso que viven junto a un río. ¿Alguien se aventura a describir como está el río?

Poco a poco más. Ahora empieza la guerra contra el jején, la hormiga roja o lo que sea. Estoy bien armada. Y de fondo, como no tengo fotos nuevas, os dejo una cancioncilla al uso.

¡Feliz vagamundeo!