24/10/12

Fragilidad, valentía, fortaleza, tenacidad

Como se vuelve al primer amor regresé a Kuna Yala, o Guna Yala, un trocito del paraíso en Panamá que se ha convertido en mi remanso de paz en este istmo que une y separa dos continentes y dos océanos. Siempre los océanos...

Mientras Madrid se preparaba para celebrar el cumpleaños de Luis yo me esmeraba en conseguir unas langostas para saciar el apetito y compensar las ausencias (Yanice, ¿tienen hoy langostas? Ahora mismo llamo y las traen los pescadores. Y dicho y hecho, llegaron las langostas vivitas y coleando. Langostas de merienda y langostas de cena).  No se puede estar en dos sitios al mismo tiempo, pensaba, pero sería estupendo poder desplazarse a la velocidad de la luz y quizás asi, en cuestión de pocas horas o muchos minutos, podría atravesar los océanos que separan mis quereres. Esos son los momentos que más extraño, además de los que paso con mi familia. Me los imagino a todos bailando, riendo, charlando y me doy cuenta de que hay raices, afectos, que están muy arraigados. Y es justo entonces cuando la ausencia de Afri, Luis, Sandra, Fer, Lineia y el resto de mis locos y adorables salseros se hace muy presente. Chicos, ¡cómo extraño los bailoteos hasta las tantas de la madrugada!

Esta vez Guna Yala no deparó ninguna sorpresa especial. Volví a Isla Diablo, donde todo permanecía igual pero era distinto. Es algo que presentí desde la distancia, a medida que el cayuco impulsado a motor se aproximaba a la orilla de un paraíso ya común. La rutina del paraíso Kuna se repite una y otra vez, aunque e esta ocasión faltaban las risas despreocupadas de los niños, el señor que aprendió a hacer pan trabajando para un español, y el amigo que limpiaba la islita los domingos. A cambio conocí a Yenisbel.

Yenisbel
Mola tejida por Yenisbel
Yenisbel es una mujer joven que, a pesar de haber nacido Kuna, ha tenido que aprender a luchar por la aceptación entre su pueblo. El domingo por la tarde, mientras dormían la siesta mis compañeros de andaduras, el indio que quería el tatuaje y la nigeriana que tras siete años trabajando para UNICEF en Ginebra desea regresar a su país para involucrarse en política, me acerqué a charlar con unas mujeres Kuna que estaban trabajando en la elaboración de las Molas y de los vistosos y elaborados brazaletes con los que adornan sus brazos y piernas.

Me explicaron el proceso de creación de sus diseños, inspirados casi todos en la naturaleza, me enseñaron a entralazar los abalorios para crear brazaletes sin la necesidad de cierres y, finalmente, me indicaron cuales eran las piezas que cada una de ellas había elaborado con mucha paciencia y horas de trabajo. Yenisbel solo tenía un par de molas que empezaban a descolorase por el sol, señal de que hacía mucho tiempo que estaban expuestas y nadie las compraba. Le pregunté por que ella vestía con ropa y no el vestido y adornos tradicionales.

- ¿Tú no llevas pulseras?
 - No, me dijo tímidamente retirándome un poco la mirada que se le entristecia y cambiando de tema. ¿Y tú haces tu propia ropa?
- No, contesté. En mi país casi todo el mundo las compra. Y mientras observaba su cara de sorpresa recordé una conversación con Arquímedes, el cabeza de familia de Isla Diablo, y comprendí todo.

- Arquímedes. ¿Qué fiestas celebran los Kuna?
- Una de las que más celebramos es cuando una niña cambia sus ropas normales  por las tradicionales. Puede ser su elección o de la madre y lo celebramos mucho.

Yenisbel nunca tuvo la oportunidad, ni la opción, de cambiar a la vestimenta tradicional ni, por supuesto, a llevar los adornos kuna en los brazos y en las piernas. Y es que Yenisbel, a pesar de su caminar cadencioso, sus maneras femeninas, su delicadeza innata y su sentido de la estética, nació niño. Imagino que para ella conseguir que una sociedad tan hermética y celosa de sus tradiciones como la kuna aceptara su transformación ya fue un gran logro. Frágil y valiente. Paciente, tenaz, fuerte... Las Molas de Yenisbel no son perfectas pero hablan de su belleza como persona y de su lucha como mujer, como ser humano; de su caminar por convertirse en lo que siente.

Fragilidad, valentía, fortaleza y tenacidad también describen a las mujeres que más quiero y a las que más agradezco su paciencia con mis oblicuidades; mi madre, mi hermana, mis primas, mis tias, mis amigas... De regreso a Madrid viajará conmigo una de las molas de Yenisbel, un regalo de una mujer valiente para otra mujer fuerte y maravillosa: mi madre. Creo que las dos, aunque no lo sé con certeza, también creen en la vida posible.

"El alma tiene ilusiones 
como el pájaro alas, 
eso es lo que la sostiene"

19/10/12

Luchando, caminando, sonriendo

Un post cortito porque hace mucho que no escribo. Tras Kuna Yala, o Guna Yala, se abrió un intermedio en mi estancia en Panamá y un puente me llevó al lado de los que más quiero. Durante dos semanas pude disfrutar de su compañía a pesar de que las circunstancias no eran las más favorables. Fueron horas llenas de intensidad, incertidumbres y deseos. Días en los que, una vez más, me impactó el amor y la fortaleza de mis padres, a los que admiraré eternamente.

La vida a veces te pone en situaciones en las que uno aprende a darse cuenta de cuanto desea las cosas. O no. Para eso están las fronteras, los muros, las barreras, para descubrir qué estamos dispuestos a hacer para derribarlos; o para descubrir que lo que hay detrás de ellos no merece la pena el esfuerzo. No podría asegurar con rotundidad lo que quiero, hay tantas cosas interesantes que hacer por el mundo... Lo que si es una certeza absoluta es que, una y otra vez, volveré al lado de los que me quieren y a los que quiero. A los que amo. Sin renuncias.

Pareciera que entre mis quereres siempre hay un océano o un mar de distancia. A veces ambos. Hoy una excelente amiga y persona dió un pasito más para conseguir sus sueños. Durante una hora fue tertuliana en el programa de Cala de CNN en Español, con millones de seguidores en todo el mundo. Me sentí orgullosa por ella y al mismo tiempo triste porque, de estar un mar más al norte, hubiera podido acompañarla en Miami. De repente escuché mi nombre en el programa. El presentador leía un mensaje mio referente a los españoles que emigran a Latinoamérica. Vi como la expresión de mi amiga María cambió al escucharlo y me sentí feliz. De una u otra forma conseguí estar a su lado.

Poca cosa, pensarán algunos.  Quizás, pero el buen vino se disfruta pequeño sorbito tras pequeño sorbito. A pesar de los que me dicen una y otra vez que no es posible, yo sigo creyendo en los sueños, en los mios y en los de los demás. Y, por supuesto, en la vida posible.

Gracias a los que me acompañais en este viaje a pesar de los mares y océanos de distancia. GRACIAS