
El 2014 fue tremendamente jodido, precedido por un 2013 que ya apuntaba maneras. Y aún a sabiendas de que sería traumático y triste; y aún habiendo intentado fortalecerme emocionalmente para el duelo... fue devastador. El dolor que causa la pérdida de una madre echa raíces profundas; y solo la calma y el tiempo -creo- ayudan a convivir con la nueva situación. A día de hoy, no ha habido ni tiempo ni calma para conseguirlo. Le dejo al 2015 esa responsabilidad. Y a mi misma.