Este es un blog muy personal que nació con la idea de que los de allí estuvieran al tanto de lo que hago aquí, o viceversa, especialmente
cuando media una distancia de más de 1,000 kms. o superior al mes.
Porque las distancias también pueden medirse temporalmente, al menos
desde el punto de vista subjetivo.
Escribo 10,060 kilómetros al suroeste de Madrid, desde Buenos Aires, la ciudad de la furia (emulando a una canción de la banda de rock argentina Soda Stereo, escrita y compuesta por Gustavo Cerati).
Hace dos semanas y tres días que aterricé en destino con alma y cerebro
llenos de incertidumbre, objeciones y dudas, a la par que pocas
expectativas (pocas que no nulas, y concretas, porque ya persigo
objetivos de uno en uno). La decisión de abandonar el terruño conocido,
que ya ni tan siquiera era un nicho de confort, fue compleja. Tenía ante
mis narices un papelito que podía canjearse por un vuelo a cualquier
lugar del mundo. A cualquier lugar del mundo... Y yo, viajera
empedernida, no sabía para donde tirar. Esa fue la elección que más me
tomó, aunque al final la hice en cuestión de segundos. Porque un
instante por si solo, a veces, tiene el poder de cambiar el rumbo de
toda una vida.